Mojarse es una misión arriesgada. Nunca he creído en la gente que se moja a toro pasado. Hay que mojarse al principio.
Es deleznable callarse cuando fichan a un jugador, es decir, no avanzar si es bueno o malo. Y es lamentable porque la persona en cuestión ha estado escondida esperando su momento, cual vil ave rapaz. Es entonces cuando este tipo de periodista se lanza a despoticar contra los que sí se mojaron.
El pelotismo es una mala profesión. Y si le añades meterte con la opinión de otros es ya letal (es algo que odio, recriminar lo que otros piensan para afirmar una tesis tuya). Hay quien lo practica para que le inviten a alguna cena, para que le busquen en las salas de prensa para darle una palmadita, para que minorías que hacen ruido y no buscan la verdad lo ensalcen, etc.
La realidad es poliédrica y tiene tantas caras como personas hay en el mundo. La diversidad de opiniones es sana, aconsejable y necesaria. Pero aplastar otras ideas para entronizar la propia es tiránico, malintencionado y cochino. Además de revelar una pobreza de argumentación terrorífica.
El tiempo da y quita razones.
Me quedo con los que se mojan antes de que salga el toro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario