El pasado sábado en la página 38 del diario La Opinión de Murcia la periodista muleña Ángela Moreno escribió un artículo de opinión en el que carga contra los dirigentes de la FEPEMUR. La periodista deportiva tituló su artículo 'Dirigentes de otro siglo', aquí lo tenéis transcrito:
"Hay personas que piden respeto cuando son las primeras que utilizan el insulto; hay gente que habla de amenazas cuando no dudan en coger el teléfono y pedir explicaciones sobre algo que no las tiene. Así se comportan y actúan los dirigentes de la Federción de Peñas del Real Murcia, Miguel Martínez y Toni Blanco, que, ante las críticas, se quitan la careta y utilizan los tópicos más machistas para desacreditar el trabajo de una periodista, quizás por la simple razón de ser mujer.
Duele escuchar a personas cuya mentalidad se quedó estancada en siglos pasados. Para ellos, el hecho de ser mujer y formar parte de la sección de deportes de un periódico parece incompatible. Olvidándose del cargo que ocupan no dudan en afirmar que "cómo se atreve a escribir de fútbol si no sabe diferenciar entre un penalti y un fuera de juego", o "¿sabe cuántos futbolistas juegan en cada equipo", atreviéndose incluso a afirmar que en este periódico unos escriben al dictado de lo que otros le indican.
Como para tomar ejemplo de unos dirigentes que representan a más de siete mil peñistas, e indirectamente, al Real Murcia.
Seguramente a Miguel Martínez, el presidente, sólo le gustaría escuchar que es el que más sabe de fútbol, el más murcianista, el más listo, el más guapo, el más alto, el más inteligente, el que más apoya y viaja con el equipo, el que más... pero lo cierto es que para hablar y opinar de fútbol no hace falta tener el coeficiente intelectual de Einstein. La información, como tal, lo es con independencia de que sea buena o mala para ciertos intereses o personas que a veces se comportan como forofos y exceden los límites verdaderos 'ultras', esos a los que tanto desacredita la FEPEMUR.
Da la impresión que para la Federacón de Peñas la crítica no debería existir. El que no sigue el juego o que el que levanta la voz para pedir explicaciones pierde, de un plumazo, el derecho a voto, como ocurrió en la última asamblea, esa en la que no precisamente acabaron con besos y abrazos, aunque esto lo que a más de uno le gustaría oir.
Se ha negado la condición de peñistas a aquellos aficionados que piensan de manera diferente y que plantean ideas nuevas para la asociación. Y es que, el que se atreve a negar la crítica lo que en realidad está haciendo es taparle los oídos a la verdad. Quizás por eso haya escocido tanto que este periódico haya escuchado a aquellos que no están de acuerdo con ese juego, aquellos que no ha seguido determinadas instrucciones.
Sólo han hecho falta dos verdades para que ciertos dirigentes se desacrediten ellos solitos, porque el juego sucio y el insulto a veces se vuelve contra uno mismo, y más con comentarios que no tienen cabida dentro de la sociedad actual".
Un peñista (Sergio) me ha mandado su opinión sobre el asunto de los puntos:
"Quizás debería saber que antes de esta asamblea hubo otra hace mas de un año, donde todos los presidentes de peñas, (incluso los que ahora se quejan por no conseguir lo que respaldaron en su momento) apoyaron el sistema de puntos para que hubiera una participación activa, y cribar a los listos "primeradivisionistas" que solo querían el abono barato. Ahora después de no conseguir los puntos,(fáciles de conseguir por otra parte), nos llevamos las manos a la cabeza. Ha habido muchos viajes y muchos tifos y, reuniones, donde se podrían conseguir puntos solo con asistir".
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