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domingo, 23 de septiembre de 2012

Porque esto es So-ri-a

Contra-Crónica de Luis María Valero · Soria

No era una mañana de domingo, era un presagio, pero eso lo supe después. No conseguí anticiparme (tagliaficar). Primero, ese bar de los aledaños de Los Pajaritos regentado por un matrimonio chino. Ambos vestían camiseta del Numancia, quizás calculadamente, una manera de integrar y sentimentalizar el local. O quizás algo sincero. Supongo que con los chinos nunca se sabe. Pero lo realmente desconcertante, la inicial evidencia de que este domingo venía sombrío es que la tortilla de patatas de los chinos numantinos era irreprochable. Riquísima. Y no creo que ese éxito fuera excepción, sino más bien ejemplo de una tendencia, porque el bar estaba hasta arriba.


Era un día tonto en Soria, un día de todavía quiero verano pero voy a meterle un ventarrón loco porque parece que ya no toca; de manga corta pero dudas ante el armario. Cuando abandoné el bar de los conversos quedaban 35 minutos para el comienzo del partido. Se disfruta mucho el calentamiento del Murcia, juega este, al banquillo aquel, así que recorrí los apenas 50 metros en bajada que me separaban del estadio y me acomodé en la zona del fondo norte reservada para la afición visitante.

La segunda señal maligna tomó formato sonoro durante ese rato del calentamiento en el que era imposible apartar la mirada de Catalá. Fue cuando la megafonía emitió una loquísima y autóctona versión del ‘Waka-waka’ de Shakira (“Porque esto es So-ri-a”). El intérprete, que no parecía profesional de la música, apostaba por una letra muy regional, muy para el pueblo. Algo sobre las setas, sobre el coraje innato de los nativos, y que me aspen si en alguna estrofa no reivindicaba también más inversión en infraestructuras para la provincia. ¿Machado metido con calzador en alguna línea? No me la jugaría a que no. Es de suponer que esa canción alcanzó popularidad en la ciudad durante cierto tiempo, si bien la absoluta pasividad del público cuando sonó hace pensar que todos están ya un poco hasta los huevos de ella.

Nada bueno podía suceder en un día con tales desafíos al alma castellana. Y evidentemente, nada bueno sucedió. En la capital del invierno, nos amargó el inicio del otoño un payo llamado Sunny. Pseudoapocalíptico. Solo dejo algún apunte sobre el partido. Muy bien Tagliafico, pese a la expulsión. Peleón y con amor propio. También me gustó mucho Jonathan Gómez, con calidad y con garra, fue la chispa que nos acercó al empate en los últimos minutos.

En cuanto a Paco Sutil, está bien físicamente y va a más, pero es sorprendente lo bien que le sigue quedando la perífrasis ‘parecer que + verbo’. Paco Sutil parece que millones de cosas. Dudo que hubiera un futbolista sobre el terreno de juego que mejor pareciera que. Quizás si dejara de quejarse y protestarlo absolutamente todo ahorraría fuerzas que le ayudarían a culminar lo que intenta. Por lo demás, dejé Soria con la convicción de que el doble pivote Acciari-Nafti está al caer, y de que tenemos jugadores muy buenos con el balón en los pies pero indolentes cuando lo persiguen. Es posible que una charla con Txomin Nagore les ayudara. Si hay que escoger entre talento o solidez, no hay debate, al menos en Segunda.

En cuanto a los desplazados, éramos una plantilla completa de 22 murcianistas, todos los puestos doblados. Varios de ellos pertenecían a una misma peña, Región Grana. Fueron los que más animaron. El resto, parejas desperdigadas por la grada que nunca sabes bien de dónde salen. Una siempre es de padres de algún jugador. Las otras, que serían unas dos o tres, y más jóvenes, eran seguramente de esas parejas que entre sus findes estrella del año, esos en los que se escapan al Pirineo, a Madrid o a donde sea, incluyen un partido del Murcia fuera de casa. Me atrevo a asegurar que son parejas más felices que la media. Y ella, sobre todo ella, es siempre sabia. Por eso es conveniente tener a una de esas chicas cerca cuando termina un partido que has perdido 1-0 por un misil potrero. Ella te pone en tu sitio, te hace verlo todo con perspectiva, te hace darte cuenta de que el paseo de vuelta al centro de Soria, atravesando la Alameda de Cervantes, es también importante, y que hay que hacerlo con paz. Te hace pensar en lo que pediréis en Casa Garrido, dentro de unos minutos. Yo, como iba solo, no conseguí esa paz, y mientras pasaba ante el bar de los chinos solo pensaba en Emilio, incapaz de arrancarle el balón a un recogepelotas para sacar rápido de banda. Y en Acciari asomando por un risco sobre el Duero.

5 comentarios:

  1. Maravillosa. No hay palabras.

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  2. Me gusta la inclusión de este tipo de crónicas. Espero que pueda leerlas cada vez que juguemos fuera, ya que por desgracia no puedo desplazarme detrás del equipo cuanto quisiera. Ánimo y enhorabuena por la aportación.

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  3. Muy buena. Me ha gustado mucho.

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