domingo, 4 de enero de 2009

Movilla sacó el libro

Y dio toda una lección de fútbol. Se echó el equipo a las espaldas, tomó la batuta y el Real Murcia carburó fuera de casa después de 460 días de sequía a domicilio. José María Movilla cumplirá 34 años en febrero y ha vivido situaciones de todo tipo con otros equipos, ha saboreado etapas gloriosas (Atlético de Madrid y Real Zaragoza) e infernales (la Segunda División B con el Málaga).

El madrileño había estado apartado porque su ficha (que ronda los 200 millones de pesetas) era inasumible para la economía del club. Una vez que se comprobó que su salida era imposible al cerrarse el mercado veraniego, en el Real Murcia no optaron por reintegrarle en la plantilla, lo siguieron teniendo alejado de Cobatillas. Algo que nadie entendía.

Contra el Alicante el Gladiador se volvió a vestir de grana. Movilla fue el líder murcianista, el oráculo al que pedirle consejo sobre el destino, fue el mesías del balompié que tanto pedía la parroquía murciana. Ojalá su luz no se quede en una mera anécdota, ojalá irradie a sus fieles de aquí a final de temporada con una consistencia suficiente para que la fe se mantenga.

El Real Murcia ha empezado el 2009 con un triunfo que refuerza la idea de que era necesario un cambio de entrenador. El conjunto grana dio una sensación de empaque y orden que hasta ahora no habíamos visto. No hubo jugadas desgraciadas que acababan en remontadas impensables ni expulsiones estúpidas. Los pimentoneros fueron justos vencedores del encuentro tras 24 jornadas seguidas en las que ganar lejos de la Nueva Condomina no les fue posible.



Los cerca de 700 murcianistas que se adueñaron del Rico Pérez disfrutaron de un 0-2 ansiadísimo. Un número muy respetable teniendo en cuenta cómo está el equipo en la clasificación y en la categoría en la que milita. Allí estuvieron políticos, estudiantes, periodistas, oficinistas, autónomos, licenciados, parados, padres, madres, hijos, hijas y obreros unidos por un escudo: el del Real Murcia. Para mí ellos fueron los héroes junto a Movilla.

La euforia puede ser la mayor enemiga del Real Murcia. José Miguel Campos tiene que seguir trabajando a tope y él lo sabe. La defensa en el eje central sigue sin ser consistente (solucionado: Mejía-Ochoa va a ser la pareja) y los interiores tienen que mejorar (aquí es donde más complicada está la cosa).

Campos anotaba en una libreta en la segunda parte, y anotaba porque él no se cree un Dios del fútbol, porque es humilde, porque sabe que siempre se aprende y porque conoce la receta para tener éxito: trabajar con pasión e intensamente. Me quedo con estas declaraciones del mazarronero: "Nuestra situación no nos da para muchas alegrías. Tenemos mucho camino por delante que recorrer para salir de una situación complicada como la que seguimos estando".

No quiero yo echarle agua al vino, no pretendo ser un aguafiestas pero que nadie pase por alto que hemos vencido al penúltimo en la tabla clasificatoria (sólo han ganado un partido de dieciocho disputados). Por el Alicante han pasado nada menos que cuatro entrenadores diferentes, lo que lleva a un desquicie generalizado que provoca que un jugador como Ismael acabe en el banquillo (inexplicable). Ojo, a una banda también hay que saber ganarla.

El enfermo mejora pero el termómetro señala que aún tiene fiebre.

PD1: Como nadie lo va a decir yo sí lo escribo aquí: íbamos al partido con ocho bajas (entre sancionados y lesionados) y eso, tal y como está el equipo, le da más mérito a la victoria.

PD2: El desastroso 2008 no se sepulta con un mísero triunfo (por mucho que este nos resulte más dulce que zamparnos un kilo de donuts), se entierra con el Real Murcia permaneciendo en Segunda División.

PD3: Al Albacete (Mejía debe prepararse para marcar al desequilibrante Diego Costa) y al Córdoba hay que ganarles sí o sí, juegan por no bajar como nosotros.

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