El empate del Real Murcia frente al Cádiz sólo tendrá sentido con una victoria como visistantes. Las cuentras cuadrarán con un triunfo a domicilio puesto que en casa, donde no se puede vivir sin sumar los tres puntos, no se puede perdonar. Así es la agonía de este equipo. Lo malo es que la ansiedad se va a alargar hasta el primer partido de 2010, porque estos jugadores viven en la desconfianza, en la falta de seguridad. La permanencia está a cinco puntos.
El Real Murcia es un equipo que carece de convicción, juega a ráfagas (que duran poco), hace bueno al rival más endeble y engrandece las condiciones de los contricantes más capacitados. Un punto, estando en lo más bajo de la tabla siempre es importante, nadie le puede restar valor. Pero el análisis que trasciende los resultados es temible. Este domingo se vio a un equipo desdibujado que fue perdonado por el Cádiz, otro club que sufrirá por mantenerse en la categoría a tenor de lo visto ayer. Los grana demostraron una fragilidad defensiva alarmante, hicieron sufrir a su afición y mostraron su incapacidad para generar fútbol: pases mal dirigidos, centros al muñeco, casi nadie se ofrece en los desmarques, lentitud de movimientos y presión de chiste.
La primera parte fue horrenda. En el minuto 21 Diego Tristán lanzó una falta que fue al palo y Enrique aprovechó el rechace dentro del área y batió a Alberto Cifuentes en clamoroso fuera de juego. Sergio Fernández estuvo irregular e Iñaki Bea (sustituía al lesionado Ochoa) dio un recital de razones que amparan las decisiones de JM Campos y González en no concederle la titularidad (Gotor pide a gritos ser el tercer central). De Coz, errático, puso empeño pero no fue su tarde y Óscar Sánchez se limitó a cumplir en su banda (que ya es bastante teniendo en cuenta su nivel esta campaña).
En el centro del campo nadie tomó el mando. Pereyra (acabó lesionado) hacía algún cambio de juego interesante (le anularon un gol de cabeza), Bruno trataba de imponerse y Mario Rosas dio toda una lección de falta de implicación. El mediapunta grana no es generoso, sale sin apenas un rasguño de los partidos, no se desmarca y elige casi siempre el pase hacia atrás. El andaluz estuvo desaparecido y en el descanso fue sustituido por Chando. Natalio era un isla en la delantera, Isaac intentaba cosas y Capdevila, desequilibrante, fue el jugador con más garra y ganas en el terreno de juego.
La afición despedía con pitos al conjunto pimentonero, no era para menos. La segunda parte empezó de forma esperanzadora. Isaac marcó un bello tanto en el 55 gracias a un impecable centro de Natalio y parecía que el Real Murcia estaba despertando. Sin embargo, a los seis minutos del gol murciano el Cádiz en un contragolpe, incompresiblemente no frenado (una falta a tiempo y listo) por los jugadores murcianistas, hizo el 1-2 merced a Fran Cortés.
El Cádiz regaló una expulsión (segunda amarilla para Christian) quedando 25 minutos para el final del encuentro. Al Real Murcia le costaba muchísimo trabajo llegar arriba, fueron pasando los minutos y el empate no llegaba. Por fin y tras algunos remates fallidos anteriormente (especialmente un cabezazo de Natalio), en el minuto 87 Chando (rentabiliza sus minutos al máximo) marcó el 2-2 en posición legal. Roto físicamente y con superioridad numérica (parecía mentira que el Cádiz tuviera un jugador menos), el conjunto local sufrió por el 2-3 cuando los amarillos contragolpeaban.
PD1: Samper tiene que fichar a futbolistas contrastados para reforzar a este equipo, que es muy flojo. Es absolutamente necesario.
PD2: Por lo menos el entrenador reconoce que no ha sido revulsivo.
PD3: Es hora de tirar de algunos jugadores del filial.
PD4: Pereyra, lesionado en el codo, estará entre cuatro y seis semanas de baja.
1 comentario:
Mejor que se haya lesionado Pereyra, para lo que aporta en el centro del campo, mejor que no juegue.
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