El protagonista del partido fue Elía. El meta grana salvó a su equipo en varias ocasiones y en momentos clave de la segunda parte. El navarro rubricó una de sus mejores actuaciones y fue un muro infranqueable para los charros. Con la ayuda de sus compañeros, que aguantaron en defensa las avalanchas salmantinas, sacó adelante un encuentro que libra al Real Murcia del descenso y le hace ver por fin la luz.
Bruno Herrero marcó el primer tanto en el minuto 2 gracias a un buen lanzamiento de falta en el que engañó a Biel Medina, que no adivinó los planes del sevillano. La falta fue provocada por Isaac, que se escapaba por el centro de la defensa local y al que tuvieron que frenar para evitar un mano a mano comprometido. La ambición y agresividad pimentonera encontraron el premio y el 0-1 subió al marcador.
El Real Murcia se encontró muy cómodo frente a un rival que llevaba nueve jornadas sin ganar y que tenía un escaso apoyo en las gradas. Chando gozó de varias ocasiones de gol muy claras durante la segunda parte, Quique García y Bruno también y por fin Capdevila en el descuento (minuto 94) hizo, culminando con clase, el ansiado 0-2.
En la segunda parte el choque planteó un ritmo trepidante y ofreció oportunidades alternas. En esos momentos Juantxo Elía se erigió en el héroe murcianista, con sus despejes y paradas cuando más apretaban los unionistas. Ni Salva Sevilla (corner directo), ni Toti ni Rosatto pudieron con él. Los atacantes murcianos estaban exhaustos y Jose González decidió darle descanso a Natalio para que Quique García aportara su fútbol: el de bajar la pelota, templar el juego y abrir a las bandas como sólo él sabe hacerlo. El joven futbolista no encontró el premio del gol, por momentos estuvo torpe y disparó cuando lo mejor era el pase. No obstante, hay que tener paciencia con el chaval, sus pifias de hoy serán golazos el día de mañana (ojalá la grada sepa ver esta realidad); está en pleno proceso de formación. Pereyra sustituyó a un desafortunado en el remate pero muy trabajador Chando, el Guille salió y dio un plus de fortaleza a un centro del campo replegado que esperaba hábilmente cualquier contra.
La expulsión de Alex Zamora en el 84 dibujó un escenario cómodo para el Real Murcia, pero ni con esas tuvieron momentos de relajación porque el Salamanca iba en plan kamikaze. La temporada de mala suerte, infortunios y latigazos arbitrales mantuvieron en vilo a la afición desplazada (decenas de murcianistas desplegaban bellas pancartas y tifos tiñendo de murcianismo El Helmántico) y la que disfrutó en casa del partido por La 7, y fue así porque todos temíamos el desastre, esta campaña nos había pasado en alguna ocasión y pareciera que muchos no quisiéramos hacernos la ilusión de ganar, pero sí: el Real Murcia venció fuera de casa y ya van tres victorias en las últimas cuatro salidas.
Ahora toca esperar al Levante... muchos estamos deseando ver de qué es capaz el equipo en una situación desahogada. El Real Murcia es dueño de su destino, ya no tiene que mirar lo que hacen los demás. Jose González sí ha sido revulsivo, los números ahora le dan la razón y sus alineaciones confirman que ya ha hecho un bloque, un equipo cohesionado, que sabe a lo que juega y que explota sus virtudes. Queda mucho camino por delante, sin embargo hay que gozar de la situación actual porque existen muchos ingredientes que le dan a estos tres puntos un sabor especial.
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