lunes, 5 de noviembre de 2012

Tú antes gritabas

· Contracrónica de Luis María Valero

En Nueva Condomina se está perdiendo la protesta airada y unánime ante la falta en contra, y eso me da más pena que si desapareciese el lince ibérico. Antes, cuando las decisiones dudosas caían del otro lado, atronaba un “¡¡EEEEEEH!!” convencido, una llamada de atención puesto en pie, qué está pasando aquí. Ahora, si acaso, hay un ligero rumor de contrariedad, algún silbido suelto. Evidentemente, es síntoma de algo más serio, de una desafección por el Murcia y diría que hasta por el fútbol.

Foto: Pepe Valero

Tampoco veo una relación directa entre esa falta de implicación y la baja asistencia al estadio (apenas 7.300 personas el pasado sábado). Incluso cuando el campo ha presentado buenas entradas ha imperado una desidia que se detecta también en otros estadios del país, como tónica generalizada. Es posible que ya estemos tan acostumbrados al fútbol por televisión que cuando acudimos al estadio es como si también viéramos a nuestro equipo a través de una pantalla invisible, repantigados y distantes, aunque en realidad solo unos metros nos separen de pellizcar al jugador del Girona antes de que bote un córner.

Creo que falla el planteamiento del aficionado. Toda victoria visitante tiene algo de inconcebible asalto por la fuerza ante el que deben sonar las alarmas del pueblo. Así solía ser antes. En tu ciudad, en tu estadio, en tu casa, se presenta una panda de 11 hombres extraños para intentar llevarse algo que te pertenece. Pueden conseguirlo, pero se supone que debería costarles mucho más (diez derrotas en casa el año pasado), que deberían padecer más hostigamiento de guerrillas y más cañonazos.

En La Condomina vieja, por norma general, los equipos foráneos que encauzaban la victoria sufrían de lo lindo para superar una resistencia encendida, la comunión de un equipo enrabietado y una afición que empujaba mucho más para frenar al asaltante. Supongo que era una mezcla de todo: campo más pequeño, peores rivales, más hambre de fútbol, una afición más orgullosa. ¿Y aquellas verjas que parecían traídas de Auschwitz? Seguro que también ayudaban a intimidar.

Ahora, Murcia es ciudad abierta. Ahora, en NC encontramos la resistencia que opondría un club de aficionados vieneses a la ópera. La melancolía y los violines tristes se apoderan del estadio en cuanto algo se tuerce. Cuando esos invasores están a punto de marcharse con el cofre entre sus manos y miran atrás, no ven piedras cayendo, una turba enfurecida portando antorchas y pisándoles los talones. Ven una afición resignada, que no late. ¿Y acaso no está dando este equipo motivos para vibrar? Me sorprendió mucho que a los 20 minutos del partido contra el Girona el estadio pareciera afligido en su silencio, absolutamente desconectado. Y más cuando se venía de hacer un gran partido contra el Elche.

Esa apatía no viene de ahora y ya ha resultado perjudicial en otros ámbitos, por ejemplo ante algún que otro despropósito de los Samper o del ayuntamiento, justo cuando más necesario era entonar un “¡¡EEEEEEH!!”, que estamos vivos, que nos damos cuenta de lo que pasa.

¿Pero hablamos algo del partido o qué? Un poco. Me pasé toda la primera parte preguntándole a mis compañeros de grada quién era el ‘6’ de ellos. Resultó ser Marcos Tébar Ramiro, espigado mediocentro de 26 años, de la cantera del Madrid. Estamos todavía a principios de semana, así que no descarto que en alguna tertulia se escuche que el Murcia pudo ficharle algún tiempo atrás. “¿Marcos Tébar? ¡Pero si se nos ofrecía casi gratis hace dos años!”. Cuando algún futbolista se sale contra el Murcia brotan los descubridores, los Monchis a toro pasado. Yo no sabía quién era Marcos Tébar, y me quedé embobado con su mando y con su clase. Nos comió él solito.

En el Murcia me quedo con la pareja Mauro-Catalá, más por lo que prometen que por cómo jugaron, y con la mejoría de Sutil, que sirvió muchos y muy buenos centros. Pero sobre todo me quedo con la zona de animación del fondo sur, el murcianismo más puro, que nos recuerda cada partido que, hace no tanto tiempo, todos gritábamos un poco más. Simplemente porque así es como se debe vivir el fútbol.

7 comentarios:

Jj dijo...

En tribuna superior parece que incluso te miran mal si levantas la voz...la afición fría del Murcia. Tenemos lo que nos merecemos: ni más, ni menos.

Anónimo dijo...

Buenísimo. Da gusto leer a este tío.

Anónimo dijo...

Tébar siempre juega igual,aunque años anteriores pecaba bastante de blando,en el Madrid prometía mucho pero tuvo una lesión grave que le cortó la progresión,era titular en el equipo de Mata,Granero,Negredo...

Alex dijo...

Grande! el partido del elche se ganó por el empuje del equipo y de la grada.. En este no hubo ni una cosa ni la otra, nadie cumplió con su deber.

perico el de los palotes dijo...

Cuando he leído lo del lince ibérico he dejado de leer...

Anónimo dijo...

demasiado desengaño y demasiadas temporadas tiradas por la borda y sin cuidar al murcianista.

Anónimo dijo...

El club tiene mucha culpa de esto. No se estimula que la gente joven acuda al estadio. 21 euros es un precio que impide a un joven o a un niño ir a la NC. La grada joven fue un fracaso por lo mismo. Y también la gente ha asumido que el club es de samper y que protestar sirve de muy poco.